El ruido de la savia

Sexto poemario del autor, donde lleva a acabo una indagación en las raíces más oscuras de su árbol genealógico y, asimismo, en las raíces de ese turbio oficio que es el de la creación poética. A través de la metáfora del árbol sobre la que se estructura el libro, el impulso de la savia se convierte en un símbolo que representa el afán de construir, tanto en el ámbito de la memoria como en los ámbitos del amor y de la palabra poética.

Anaqueles sin dueño

La imagen de la estantería es el recurso mediante el cual se organizan los poemas de este libro, a lo largo de cuyas baldas aparecen los nombres, las voces o las sombras de una serie de poetas y escritores suicidas. El poemario se estructura circularmente, creando un espacio laberíntico que se cierra sobre sí mismo y, en el interior de ese mundo cerrado, el alcohol o el veneno, el gas o los somníferos, las sogas o las balas, aparecen como las únicas salidas liberadoras.

La erosión y sus formas

El volumen reúne una parte de la poesía publicada por el autor en sus cuatro libros anteriores. Organizada y estructurada en torno al valor simbólico del número cuatro, la antología recoge 12 poemas de Señales de ceniza, 12 de Pentagrama para escribir silencios, 24 de El desván sumergido y otros 24 de Calendario de sombras. Se añaden, al final, cuatro poemas inéditos, entre los que figura el titulado "Los cuatro agentes de la erosión", cuyas cuatro partes vienen a resumir el sentido y la simbología de cada uno de sus libros.

Calendario de sombras

El cuerpo y la memoria, el tiempo y el olvido, los restos del amor o los restos de la ausencia, se funden en este libro en torno a la imagen del calendario, que actúa como un elemento unificador y, al mismo tiempo, como un símbolo existencial, a través del cual el poeta profundiza en el ámbito fantasmal de los recuerdos. En este calendario, donde caben tan pocos días pero tantos muertos, la memoria parece adquirir relieves materiales y se convierte en un frágil territorio habitable, en el que, sin embargo, las sombras acaban imponiendo su dominio.

El desván sumergido

El desván sirve aquí al autor para construir una gran metáfora que refleja uno de los rasgos más característicos de su universo poético. El desván es un mundo clausurado, es el espacio de las cosas muertas, el territorio de los fantasmas, el ámbito del olvido y las desposesiones. Lugar sumergido sobre el que las aguas ejercieron toda su fuerza erosiva y devastadora. Un reino ya despoblado que no es el de la memoria, sino el de la vida, y donde emerge la palabra poética como el único suelo firme en el que apoyarse.

Pentagrama para escribir silencios

Señales de ceniza y Pentagrama para escribir silencios, los dos primeros libros del autor, han sido situados por la crítica dentro de la corriente neosurrealista que tuvo cierta vigencia durante los primeros años 80. En este libro, de un moderado irracionalismo, a través de imágenes y símbolos se crea un espacio-tiempo que se sitúa más allá de la vida o de la muerte, más acá del amor o del olvido. Sobre las cinco líneas de este pentagrama, se expresan una serie de experiencias vitales transfiguradas estéticamente, envueltas en una fuerte atmósfera sensorial y en un intenso dramatismo.

Señales de ceniza

Primer poemario del autor, donde ya aparecen algunas de las señales que van a caracterizar su mundo poético. Un mundo que aquí se mueve entre el deseo de retorno a la pureza original y el desencanto al descubrir que todos los paraísos han sido destruidos. Y para esa difícil tarea de recuperación de la memoria de la felicidad, se recurre al poder creador de las imágenes. Esta obra es la crónica de un combate donde el amor y la muerte traban una batalla incesante; un combate del que queda un rastro de ceniza como señal de destrucción, pero también como signo de que, a través del amor y la palabra, la muerte puede ser trascendida.

La mujer de la escalera

Un suicidio y un misterioso asesinato sirven de arranque a este relato donde dos universitarios recién licenciados afrontan una misión que cambiará sus vidas: la de localizar unos antiguos libros de teatro medieval. Así comienza una trepidante búsqueda en la que los personajes acabarán encontrándose consigo mismos y con su propio destino, trazando a la vez el retrato de una generación fronteriza que luchó por conseguir un espacio propio en la España de los últimos años 70 y principios de los 80. Una historia de intriga, de ambiciones y rencores, de amor y desamor, de frustraciones y deseos, cuyo telón de fondo es el mundo teatral, un espacio metaliterario en el que, como en un juego de espejos, no todo es lo que parece…

Según el jurado que concedió este premio (compuesto por José Mª Guelbenzu, Mercedes Monmany, Antonio Colinas, Marcos Giralt Torrente y Rosa Regàs), “dos muertes y la búsqueda de unas supuestas obras de teatro anteriores a la aparición de La Celestina crean una apasionante novela ambientada en el mundo universitario. La protagonista se verá inmersa en un cruce de intrigas que el autor desarrolla hábilmente y con un excelente despliegue de recursos narrativos”.

La estatua de lava

El protagonista de esta novela juvenil y del género fantástico (idónea para lectores de primer ciclo de la E.S.O. ) se encuentra un día, por los alrededores de un viejo castillo, con una extraña criatura que habita en el interior de un volcán apagado. A partir de ese momento, tras descubrir que ha sido elegido para una importante misión, vivirá una increíble aventura en la que aprenderá a luchar, sobre todo, contra la incredulidad de la gente. Un relato que está a mitad de camino entre la fantasía y la realidad, y que el autor convierte en una fábula sobre la verdad y la mentira. "Nos encontramos - según ha escrito Rocío Alarcón- ante un precioso cuento fantástico, una novela hecha para ese niño que muchos adultos llevamos dentro."

Los puentes rotos

La obra gira en torno a tres personajes (un profesor inconformista y rebelde, un oficinista recién separado y un viejo poeta sin éxito) que, atrapados entre la rutina diaria y el peso de sus recuerdos, se verán envueltos en una serie de sucesos que cambiarán sus vidas. Unas veces con ironía y desenfado, otras veces con un tono satírico e irreverente, la novela traza un ácido retrato social y crea un cuadro de relaciones conflictivas por donde los personajes se mueven, desorientados, como en busca de puentes que nunca les llevan a ninguna orilla.

Más allá de la Llanura

Además de una reflexión sobre la identidad y la cultura castellano-manchegas, este libro, aunque con ciertas peculiaridades, pertenece al género de la literatura viajera, y a lo largo de él el autor nos conduce por los paisajes y pueblos de la provincia de Ciudad Real, y nos descubre los itinerarios de una geografía sentimental, mágica y sorprendente, que se encuentra más acá o más allá de la llanura quijotesca. Una obra al mismo tiempo lírica y narrativa, reflexiva y crítica, serenamente reivindicativa, pero siempre apasionada y rebosante de amor por la tierra.

La musa a la la deriva

La musa a la deriva es un exhaustivo análisis de esa materia en constante ebullición que es la denominada poesía última española. Su autor ha abordado en esta obra el estado de diversidad y dispersión en que se encuentra el superpoblado y confuso mapa de la lírica más joven, analizando sus características más relevantes, así como las circunstancias y algunas de las innumerables antologías que han contribuido a su difusión. Asimismo, traza un amplio panorama de las líricas autonómicas, y ahonda en temas tan diversos como el auge de la poesía femenina, los límites y rasgos del poema en prosa, las formas heterodoxas del soneto, la función y el estado de la actual crítica literaria, la influencia de las nuevas tecnologías sobre la literatura y el lenguaje, el inevitable enfrentamiento entre la musa impresa y la musa cibernética, o el papel que desempeñan los desorientados lectores dentro de un mundo saturado editorialmente y regido por las leyes del mercado y por la hegemonía de las redes. Con rigor expositivo en unos casos y haciendo uso, en otros, de un saludable escepticismo y de una ácida ironía, el autor construye un completo mosaico de algunos de los rasgos más relevantes no solo de la lírica reciente, sino también de la cultura contemporánea.

Aproximación a la poesía manchega

El libro reúne una colección de ensayos que proporcionan una amplia y detallada visión de conjunto de la poesía de Ciudad Real en sus diferentes promociones. Partiendo de la figura inaugural de Juan Alcaide, se analiza la obra de los autores más significativos de la segunda mitad del siglo XX, desde los nombres más representativos de la Generación del 50, como Eladio Cabañero, Ángel Crespo, José Corredor-Matheos o Félix Grande, hasta los autores más jóvenes de las últimas promociones poéticas.

Contra tiempo y olvido

El escenario de este libro, de estos recuerdos, es el pueblo natal del autor; y su tiempo, las decadas de los 60 y 70 del siglo pasado, hasta que en 1977, una vez terminado el Bachillerato, se trasladó a Ciudad Real para estudiar Filología Hispánica.

El paisaje rural que el narrador evoca no está formado sólo por calles, nombres, palabras o costumbres; son personas y sensaciones, momentosque marcaron su infancia y adolescencia y que, de algún modo, conformaron luego su vida como escritor. En un viaje espacial y temporal, que es una batalla a la vez contra el tiempo y contra el olvido, Pedro Antonio González Moreno nos abre aquí su corazón y su vida y encuentra en estas páginas "hebras de luz" que le permiten "salir del laberinto" de su memoria.